Conciertos

 

06-04-2016

It's The Right' Em Boyo Fest. King Kong & Sala Tarari, Ponferrada


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No hace muchos años que Ponferrada era el lugar favorito de peregrinaje para una gran parte de los aficionados al rock’n’roll de toda España cuando llegaba la Semana Santa. El motivo era el Freakland, un festival que convertía la pequeña ciudad del noroeste peninsular en el epicentro de la agitación musical durante unos días. Era una Ponferrada que todavía vivía con el demonio en el cuerpo, gracias a toda la actividad que se había desarrollado en los 90 en salas de conciertos como El Quijote o Tararí y en bares como Barracuda, Saloon o Metrópolis (actualmente Morticia) Desgraciadamente aquel festival ya es historia, nostalgia para las noches de tertulia, pero buscando mantener en la medida de lo posible la llama de todo aquello, y en espera de que (soñar es gratis) algún día retorne aquel majestuoso Freakland, Roberto, el miembro más apasionado de la organización del extinto festival (y ahora dedicado a sus labores de cocinero y hostelero con excelente mano para la comida mejicana), junto a Jorge, factótum de la ya longeva Sala Tararí han creado este pequeño gran festival que durante el fin de semana santo mantuvo la zona alta de la ciudad berciana en constante ebullición rockandrollera.

Y es que menudo lujo asistir a la ceremonia del vermú el Viernes Santo con Peralta ofreciendo un semi-acústico en el King Kong. Dedicando gran parte del set a su extraordinaria facilidad para versionar a sus héroes (Flamin’ Groovies, Gene Clark, Flying Burrito Brothers, Buffy Sainte-Marie…) y más relajados de lo habitual, sin la pegada de Pibli, prácticamente limitado a acariciar caja y plato con sus escobillas, fueron el comienzo perfecto para el fin de semana. Una delicia melódica por parte de un grupo que si comenzó su andadura ya etiquetados como “superbanda” gracias al curriculum de sus componentes, no han dejado de crecer en aspectos como composición, juegos de voces, o duelos guitarrísticos entre Ángel Kaplan y un Marcos Montoto instalado definitivamente en un estado de gracia permanente y situado en la elite de las seis cuerdas de este país. Lo confirmaron por la noche en la Sala Tarari, desatando ya toda su tormenta eléctrica. Cuatro años después de su debut, precisamente en la misma ciudad y en la misma sala (dentro de la programación de un Freakland), y después de haberlos visto una docena de veces, me cuesta encontrar calificativos novedosos para una banda que me ha obligado a agotarlos todos. Sólo puedo decir que cada concierto suyo es una experiencia tal que no cabe otra si no vivirlos, más que escribirlos. No estuvieron solos aquella noche, ya que desde Orense el trío instrumental Phantom Dragsters ofreció una vertiginosa actuación tan salvaje y agresiva que les emparentaba más con el punk californiano de principios de los 80 que bebía del surf instrumental (Agent Orange, Dead Kennedys…) que con el surf propiamente dicho. En efecto, el espíritu del mismísimo East BayRay parecía sobrevolar el escenario del Tararí con esas acrobáticas y veloces piruetas melódicas escupidas de una guitarra perfectamente ensamblada entre bajo y batería, conformando un “power trío” que no necesita de mayores aditamentos para golpear duro y a la mandíbula. 

El sábado disfrutamos de los asturianos Max Gamuza, banda que sin a priori ofrecer nada nuevo, resulta bastante inclasificable. Gran parte del mérito de ello es de su líder, el reputado técnico de sonido Busta Spector, quien hace años creó una banda con la que arropar sus creaciones musicales. Rock’n’roll en castellano, vacilón y gamberro con riffs garageros y punk-rockeros. El hecho de no haber tenido banda fija puede haber restado contundencia a su propuesta, pero parece haber encontrado en su formación actual a un perfecto lugarteniente en la figura del bajista Chusín, conocido músico de la escena astur por su militancia en bandas como Stanley Road o actualmente los garagerosSupersiders. Es un bajista de maneras espídicas y adrenalínicas, de la vieja escuela del power pop y el punk, y sirve como contrapeso ideal tanto en instrumento como en voces para un Bustacómodo en su papel de show-frontman. Tras ellos atacaron los valencianos Thee Vertigos, una de esas bandas de las que todo el mundo habla y basta presenciarlos en directo para reconocer el porqué. Continuadores de la tradición garagera tan habitual en la tierra levantina, huyen del salvajismo y primitivismo en el que caen en ocasiones las bandas del género. Sonido limpio pero cortante y reverberado y contundencia en la base rítmica. Son unos chavales pero se les notan las horas de ensayo. Parece imposible ponerles algún pero. Únicamente, para el aficionado acostumbrado a un garage remitente a la arqueología de Back From The Grave, su propuesta puede sonarles demasiado pulcra para este tipo de música, eso en va en gustos, lo que es innegable es su calidad como instrumentistas, casi insultante en una banda tan joven. Desgraciadamente no pudimos asistir a su concierto acústico del día siguiente en el King Kong, ya que había que meterse unos cuantos cientos de kilómetros por carretera para rematar unas magníficas vacaciones de Semana Santa gracias a la iniciativa del It’s The Right ’Em Boyo. Como no podía ser de otro modo, tampoco faltaron las pinchadas oficiadas a diferentes horas y por conocidos ponediscos de la zona o venidos desde Galicia y León.  

Esperemos que se repita, y si incluso la cosa crece, mejor todavía.  

Fotografía: Vini Serrano

Autor: Pepe Kubrick

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